Estados Unidos ha decidido ponerle un gran freno a los coches eléctricos chinos. El gobierno ha anunciado que va a aumentar los aranceles a un montón de productos provenientes de China, entre ellos los coches eléctricos, baterías, paneles solares y ciertos minerales. Estos impuestos subirán entre un 100% y un 400%. Para los coches en particular, los aranceles serán del 100%, lo que significa que un coche chino costará el doble en Estados Unidos.
Joe Biden, durante su visita al último Salón de Detroit, ha decidido cerrar la puerta a los coches eléctricos chinos. Actualmente, casi no hay coches chinos a la venta en Estados Unidos, ya que desde la administración de Trump, los aranceles para estos vehículos son del 25%. Sin embargo, la administración de Biden cree que las subvenciones que reciben las marcas chinas les podrían permitir seguir siendo competitivas en el mercado, así que han decidido aumentar las barreras arancelarias. Los analistas piensan que esta es una medida preventiva para evitar la llegada masiva de coches eléctricos chinos baratos y pequeños, que seguirían siendo competitivos incluso con un aumento del 25% en el precio.
Esta nueva reforma viene tras un análisis de los aranceles existentes y también afectará a los coches de marcas chinas provenientes de otros países, incluso aquellos con tratados de libre comercio con Estados Unidos, como México. La administración de Biden dice que la medida busca "proteger los sectores económicos del futuro", incluyendo la descarbonización, donde entran los vehículos eléctricos. Además de los coches eléctricos, las baterías de iones de litio tendrán un arancel del 25%, las placas solares del 50% y los semiconductores también del 50%, lo que podría impactar en la industria local.
Una Jugada Electoral
Es común que las marcas extranjeras, como Mazda, fabriquen sus coches para el mercado estadounidense en México. Algunos analistas piensan que esta medida es un guiño de la administración Biden a la industria estadounidense en un momento pre-electoral. Con este anuncio, Biden intenta contrarrestar una de las promesas electorales de su rival, Trump, quien ha prometido imponer un arancel del 100% a cualquier vehículo extranjero, incluidos los fabricados en México por marcas chinas.
En las últimas décadas, tanto las marcas americanas como las europeas y asiáticas han estado fabricando coches en México para aprovechar el Tratado de Libre Comercio, que considera estos productos como norteamericanos. Los fabricantes chinos estaban explorando esta misma estrategia para entrar en el mercado estadounidense. La Alianza de Fabricantes Estadounidenses ya había advertido a Biden que la entrada de coches chinos podría devastar la industria local.
Uno de los principales beneficiarios de esta medida será Tesla, a pesar de las tensiones entre Elon Musk y la administración Biden. Musk, cercano a Trump, ha generado antipatía en el gobierno actual al impedir la sindicalización en su empresa. Curiosamente, Tesla fabrica coches tanto en China (para China y Europa) como en Estados Unidos (para el mercado local y exportación), así como en Alemania (el Model Y para Europa).
Europa Observa de Cerca
Volkswagen "hecho en México" para Estados Unidos. Las marcas europeas se ajustan a las normativas estadounidenses y piden que las chinas hagan lo mismo en Europa.
En Europa, los aranceles para los coches chinos son del 10%, y la administración europea está investigando las ayudas que reciben los fabricantes chinos de su gobierno. Si se demuestra que las marcas chinas reciben apoyo gubernamental, la Unión Europea podría imponer medidas arancelarias, reduciendo así la competitividad de los eléctricos chinos.
Los fabricantes europeos han pedido repetidamente la implementación de medidas arancelarias para evitar la entrada masiva de modelos chinos, argumentando que no hay igualdad en el trato, ya que en China los aranceles para los modelos importados son más altos. Si Europa sigue el ejemplo de Estados Unidos y aumenta los aranceles, las empresas chinas solo tendrían la opción de fabricar en esos territorios para seguir vendiendo sus productos a precios competitivos.
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